La diferencia entre coaching y terapia psicológica es muy clara. Sin embargo, hoy en día existen situaciones en las que es difícil determinar cuál es el límite que separa una actividad de otra. Eso no debería pasar, ya que cada profesional tiene muy definido cuál es su campo de acción. En este artículo aclaramos cuáles son las diferencias entre coaching y terapia y sus similitudes o puntos en común. También descubrirás a qué tipo de profesional acudir según tu caso y el tipo de ayuda que necesitas.
La principal diferencia entre el coaching y la terapia psicológica es que el coaching es un servicio de orientación personal mientras que la terapia psicológica es un servicio de salud mental que se basa en el estudio del individuo con fines clínicos.
Es decir, el objetivo del coaching es ayudar a una persona a alcanzar unas determinadas metas que ella misma se ha propuesto. En cambio, el objetivo de la terapia psicológica es identificar problemas de conducta y/o diagnosticar enfermedades y trastornos con el propósito de trabajar junto con el paciente en su resolución o mejora.
El coaching busca alcanzar unos objetivos concretos en el cliente, mientras que en la terapia los objetivos se van destapando a medida que avanzan las sesiones. Para entender mejor sus diferencias, veamos en qué consiste cada concepto.
El coaching es un conjunto de técnicas, métodos y procesos con los cuales se entrena y acompaña a una persona o grupo de personas para que puedan cumplir sus objetivos. Estos objetivos pueden ser personales, sociales, profesionales o de cualquier otra índole.
El coaching se enfoca en desarrollar habilidades transversales que tienen que ver con conceptos como la comunicación, la autoconciencia, las relaciones humanas, la asertividad, la gestión de las emociones o la inteligencia emocional.
La misión de un coach es ayudar a una persona a tomar las elecciones correctas que le llevarán a conseguir sus objetivos. Para ello, el coach usa una serie de herramientas y ejercicios que el cliente puede aprender a usar por sí mismo.
Según la Asociación Española de Coaching (ASESCO), el coaching profesional es un “proceso de entrenamiento personalizado y confidencial para el que se requieren “herramientas que ayudan a cubrir el vacío existente entre dónde está una persona ahora y dónde quiere estar”.
El coaching engloba y/o combina técnicas y herramientas que proceden de campos y disciplinas diversas. Lo que tienen en común es que la finalidad de todas ellas es que el cliente consiga sus objetivos.
El mentoring es un proceso por el cual un experto en una determinada área transfiere sus conocimientos, forma y supervisa a una persona en el aprendizaje de una serie de competencias. Es decir, el mentor se encarga de instruir a una persona valiéndose de su experiencia y conocimiento en profundidad de un ámbito concreto.
La función esencial del mentor es ayudar a un trabajador, profesional o directivo a desarrollar una serie de competencias que le permitirán desempeñar mejor su trabajo, aprender uno nuevo o ejercer un determinado rol. En cierto modo, se parece a una tutoría y proporciona un crecimiento más integral que el coaching.
El coaching se puede aplicar a casi todos los ámbitos. Quizá por ello suele confundirse con otros conceptos como el mentoring (ver diferencia entre coaching y mentoring), el empoderamiento o, en este caso, la terapia psicológica. La aplicación del coaching que genera una mayor confusión es la que persigue logros relacionados con el bienestar personal y las relaciones sociales. Es decir, variantes como el coaching de vida o el coaching emocional.
En esas situaciones, si falta rigurosidad o información, se pueden mezclar las cosas. Hay que analizar la situación del cliente. Si existe un problema de cierta profundidad, algo que pueda ser considerado patológico (como una depresión o un trauma), esa persona necesita terapia y requiere un terapeuta, como un psicólogo o psiquiatra.
El coaching, por el contrario, es una ayuda para alcanzar objetivos, pero esos objetivos requieren esfuerzo. Además, hablamos siempre de objetivos realistas y concretos.
En psicoterapia, el terapeuta tiene el saber. Su herramienta es la “interpretación” que puede llegar a adquirir el carácter de “verdad”, y que puede que no sea posible discutirla. Si el paciente no la acepta, se puede también interpretar como “resistencia”. El terapeuta ocupa un lugar más asimétrico en relación al paciente
En el coaching el saber es del cliente. La herramienta del coach es la pregunta y si arriesga una interpretación, debe pedir permiso al cliente para brindarla. Si éste no acuerda con la misma, el coach lo acepta y se pasa a otro tema. Es un respeto por lugar del “saber” y como consecuencia de humildad y paridad en el vínculo.
Otra diferencia metodológica está vinculada al tipo de “encuadre”.
En psicoterapia en general, más allá del acuerdo de horarios, y honorarios, el encuadre es más abierto, donde cada sesión puede comenzar y terminar sin ningún compromiso del paciente de realizar ninguna acción determinada. Incluso en las terapias cognitivas que se les da tareas para realizar, es el terapeuta el que le indica que es lo que tiene que hacer.
En el coaching las sesiones tienen una estructura determinada: un acuerdo, una exploración y un cierre que incluye un diseño de acciones creadas por el cliente a las que se compromete llevar a cabo para la sesión siguiente y al comienzo de la misma se chequea que pasó. Si se cumplieron esas acciones o no, en cuyo caso cuales fueron las causas que lo impidieron.
En algunas Psicoterapias es importante trabajar sobre el “por qué” de la situación problemática. Apuntan a la historia para resolver situaciones actuales. En Coaching es importante el “para qué”, Importa el presente y el futuro para lograr un objetivo.
En el marco ético de la práctica de coaching no toda situación es pasible de ser para coaching y puede necesitar una derivación o un trabajo en conjunto por ej. Con un Psiquiatra, un psicólogo, un nutricionista u otro profesional.
El coaching se puede aplicar a casi todos los ámbitos. Quizá por ello suele confundirse con otros conceptos como el mentoring (ver diferencia entre coaching y mentoring), el empoderamiento o, en este caso, la terapia psicológica. La aplicación del coaching que genera una mayor confusión es la que persigue logros relacionados con el bienestar personal y las relaciones sociales. Es decir, variantes como el coaching de vida o el coaching emocional.
En esas situaciones, si falta rigurosidad o información, se pueden mezclar las cosas.
Hay que analizar la situación del cliente. Si existe un problema de cierta profundidad, algo que pueda ser considerado patológico (como una depresión o un trauma), esa persona necesita terapia y requiere un terapeuta, como un psicólogo o psiquiatra.
Es una ayuda para alcanzar objetivos, pero esos objetivos requieren esfuerzo. Además, hablamos siempre de objetivos realistas y concretos (SMART, ¿recuerdas?).
Aunque el coaching y la terapia psicológica son muy distintas, comparten una serie de puntos en común:
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Este proyecto está vinculado al Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) Salud y Bienestar de la Agenda2030 propuesta por las Naciones Unidas